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domingo, 8 de octubre de 2017

La pregunta por Venezuela.

Siempre ha sido una constante, una duda existencial y una piquiña emocional saber la posibilidad y las implicaciones de nuestra genuina autonomía cultural. Es decir, la manera como nos situamos en la actualidad global, los alcances de la tradición hispánica de donde aparentemente venimos, nuestro enredo al no sabernos si occidentales o algo aparte, sabernos si venezolanos o ciudadanos del mundo, entre otras cuestiones fundamentales.

Una vez, no hace mucho tiempo, le dije a Germán Carrera Damas que me llamaba la atención nuestra situación, esta suerte de inestabilidad al no sabernos a nosotros mismos, esto que fácilmente podríamos llamar una crisis de identidad. De la conversación surgió, entre otras cosas, la idea de hacer un foro en la Escuela de Sociología de la UCV titulado: “Colonialismo intelectual y autonomía científica”. De aquel foro recuerdo muy poco, excepto el repaso por parte de nuestro distinguido historiador a propósito de los logros y las particularidades del pueblo venezolano.

Todo muy cronológico, muy sistemático, y, como era de esperar, nada atractivo para los asistentes. A veces nuestros relatos pueden caer en el tedio.

Traigo este problema y este recuerdo a colación por la suma de lo que ha sido el año 2017 para nosotros los venezolanos: crisis, protestas, asesinatos, torturas, corrupción y un lamentable silencio. No es, por supuesto, el silencio de las víctimas, sino el silencio aquellos quienes en su momento apoyaron al régimen.

¿Cómo conectar este silencio con el tema de nuestra crisis de identidad? Se conecta en la medida de que, tras el claro talante dictatorial del gobierno de Nicolás Maduro, tras más de 100 muertes durante las protestas, con una crisis alimentaria que va dejando a nuestra juventud desnutrida y desatendida, luego del desfalco a la nación y tras tantas otras situaciones en las que el país nos deja estupefactos y con la mayor de las impotencias, hay aún personas que se ocupan más de lo que pasa en cualquier otro lado del mundo que de lo que acontece en Venezuela.

Vemos, por ejemplo, venezolanos que reclaman la actuación de los cuerpos policiales españoles en el territorio catalán y, más allá de vivir en un país donde quien protesta tiene grandes probabilidades de morir en el intento, no comentan nada al respecto de la actuación del gobierno venezolano durante las protestas de este año.

Lamentablemente he llegado a leer un joven estudiante de ciencias sociales que decía orgullosamente  que durante el plebiscito del 16 de julio, organizado por la oposición venezolana, no hubo ni una sola muestra de represión gubernamental; caso distinto al de España, donde la Generalitat llevaba un conteo de casi 800 heridos durante la jornada del referendo catalán[1]. Se le olvidaba a nuestro cuasi-colega que ese día murió una persona[2] a manos de los (siempre eficientes) cuerpos parapoliciales del Estado venezolano. La mujer que murió, junto con el centenar de personas que perdieron sus vidas durante el año 2017, no quería otra cosa que expresar su descontento con el estado actual de las cosas. Su derecho fue burlado, no momentáneamente como el de los catalanes, sino para toda la vida. Todo gracias al arrebato de los secuaces de la muerte.

¿Por qué situarnos fuera del país cuando en él tenemos hermanos, familiares y amistades de toda la vida que viven las miserias del mundo moderno? La hambruna, el éxodo, la corrupción, los asesinatos, el narcotráfico, la delincuencia y la impunidad. No es ficción, no son cuentos de camino, ni es un guión orquestado por los medios de comunicación: son las causas y las consecuencias de la crisis que vivimos actualmente. Y entiéndase: no es que los problemas de los demás no sean importantes, sino que a la hora de buscar una realidad lamentable y repudiable, no hace falta ir y evaluar cualquier otro país mientras se calla pasivamente ante lo que sucede en Venezuela.

Lo sé, algunos lo hacen inconscientemente, otros son simplemente los tontos útiles de un gobierno militar que hace mejor gestión con el narcotráfico que con sus ciudadanos. Sin embargo, el problema sigue ahí: ¿cómo evaluar nuestra situación cultural cuando ni en nuestra lamentable actualidad tenemos los ojos puestos sobre nuestro país? ¿Cómo lograr la autonomía deseada cuando el mínimo destello de preocupación es ridiculizado al compararnos con otras realidades? ¿Cómo salir de la calamidad si hay gente que ha elegido no darse cuenta de que vive en ella?

Es una de las problemáticas que ha marcado a la venezolanidad y creo que marcará de manera definitiva nuestro siglo XXI. Mientras tanto conviene recordar el consejo que nos da un afamado escritor venezolano: todo aquello que se escriba que no perjudique a la dictadura, es inútil y le hace el juego al régimen[3]. Yo incluiría en aquella frase al discurso y a nuestra capacidad de interrogarnos: todo aquello que se escriba, que se diga y que se cuestione que no perjudique al gobierno, le hace el juego a la peor de las dictaduras: la de la pasividad, la del silencio, la del régimen de la normalidad y del discurso canalla que pretende vendernos que nada sucede en nuestro país.

Por eso, cuando alguien nos comente sobre la situación española, argentina, brasileña, estadounidense, mexicana, alemana y pare usted de contar los escenarios de la geopolítica mundial, lo mejor que podemos y debemos hacer es siempre preguntar por Venezuela. Porque nunca será innecesario ni contraproducente.

Aunque nos quieran obligar y convencernos de lo contrario, colocarnos en la pregunta por nuestro país es de las acciones más subversivas y autónomas que existen hoy en día. Y nunca es demasiado tarde para eso. Aún estamos a tiempo…

domingo, 27 de agosto de 2017

Inmigrantes... y algo más.

A todos esos estudiosos de la sociedad que han dedicado sus esfuerzos en visibilizar una de las mayores tragedias de nuestra historia nacional. A ellos, todo mi reconomiento y admiración.

*

                Se ha dicho mil veces y mil veces más hará falta repetirlo: la situación venezolana de los últimos años ha sido un drama que raya en el absurdo, la tragedia y la comedia. Políticos que fungen de narcotraficantes y lideres espirituales, militares que viven la vida cual reality-show; las penurias de una población indefensa ante las arrolladoras fuerzas del desanimo post-rentista, y, ¿cómo podía faltar?, la esquizofrenia de una clase dirigente que, sin brújula efectiva que guie el camino, se dice y desdice más de lo que los desesperados analfabetas políticos desearíamos.

                Sí, ha sido la debacle general. Nos ha tocado ver la apoteosis del energúmeno de izquierda en gran soviet caribeño. Ver cómo se desvanece el relato de la nación del consumo desenfrenado en la realidad de un Estado Fallido, que obliga a su juventud a subsistir famélicamente de la basura y la violencia, todos con la esperanza de que la suerte de resistir no se convierta en un presagio más de muerte.

**

                Particularmente llama la atención el tema migratorio: pasamos de ser un país receptor de talentosos y desplazados de todas partes del mundo[1], a ser un país cuya emigración se caracteriza, entre otras cosas, por su relativo nivel profesional. Y cada día que pasa el tema se vuelve más palpable para nuestros vecinos, más engorroso, más incómodo[2].

                Tan solo en la semana anterior a la elección de la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente de la dictadura proto-chavista, se dice que cruzaron la frontera unos 33.000 venezolanos[3]. Suena fácil, pero el ejercicio de imaginar a todas esas personas dejando sus vidas, sus amigos, sus calles, sus casas, sus recuerdos, su suelo patrio, todo por el rumor incierto de un futuro mejor, hace palidecer el alma. No es sólo cruzar de un país al otro, es huir de un sistema caníbal que, como ya hemos mencionado anteriormente, obliga a vivir miserablemente o morir en el intento.

                Las cifras que se estiman de los últimos años dejan el mismo sabor de boca: casi 2.000.000 de venezolanos se han ido[4]. A esa emigración habría que añadir algunos datos más: con anterioridad se ha visto que los movimientos migratorios se conforman de las capas sociales, no más pobres, pero sí menos pudientes y menos formadas[5]. Es decir, individuos-masa no profesionalizados, distintos a los que conforman la diáspora venezolana, categorizada en su mayoría por jóvenes con cierta formación académica (bien sea técnica o universitaria)[6].

                Y eso demarca otra característica: la migración está llena de jóvenes[7]. No hace falta ir demasiado lejos de Venezuela para poder constatar esto: en la frontera colombo-venezolana, en las plazas de Cúcuta y en los departamentos del Norte de Santander y Santander[8], ya hay campamentos, pequeñas comunidades de venezolanos que no denotan otra cosa que juventud y desesperación. Colombia completa ha sido uno de los principales puntos de llegada de esos venezolanos que huyen despavoridos de la situación actual[9]. Y, no siendo único el caso colombiano, uno podría asombrarse ante la cantidad de venezolanos que han ido llegando a todos los países de la región.

Argentina, Estados Unidos, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, e incluso Trinidad y Tobago[10]. Es una situación que se va replicando de país en país: el choque entre las culturas de cada nación y los inmigrantes venezolanos, que tan acostumbrados a convivir con la otredad apenas ahora van llegando a comprenderla en un sentido más amplio[11].

***

La gran diferencia de estos países con la nación colombiana se sostiene en diversos aspectos: cercanía geográfica, historia compartida y flujos migratorios. Estos últimos parecieron haber estado marcados, desde la mitad del siglo XX hasta su cierre, por una suerte de relación unidireccional. Venezuela recibía y recibía olas migratorias colombianas y la vida seguía como si nada. Era normal ver colombianos desde el occidente hasta el oriente, desde la región costa-montaña hasta el sur del mapa, desde ciudades dormitorios hasta las metrópolis.

Lo extraño era conocer u oír historias de venezolanos que cruzasen la frontera. Se pensaba que sólo un demente podría querer ir a un país de guerrilleros, narcotraficantes y  paramilitares; un país en guerra y con una fuerte división social. Hoy esa caracterización se ha invertido, ya no sabemos cuál es el país que está en guerra, no sabemos en cuál país hay mayor influencia paramilitar o guerrillera[12]. Las historias se intercambiaron, ahora la experiencia colombiana y su recuperación (más allá de sus actuales problemas, los cuales no son menores) son el espejo al cual una cierta parte la dirigencia venezolana parece mirar, sobretodo en aras de superar el fantasma de la violencia[13].

Y si a nuestra élite interesa la reciente historia colombiana, a otro importante sector de la clase media venezolana (que creció y se desinfló gracias a las maravillas de la renta petrolera) han interesado las condiciones de vida del vecino país. Sea para echar raíces, para trabajar, para hacer puente con otros países o, simplemente, para buscar un destino un tanto mejor. Cientos de venezolanos han ido a parar a Colombia: desde Cúcuta, pasando a Bucaramanga, yendo a Cartagena, bajando a Bogotá, más al sur en Cali y luego, cerca del Ecuador, situados en Nariño en su incesante marcha hacia el sur.

Venezolanos venidos a menos, hijos de la inmigración colombiana, profesionales de todas las clases, personas en tránsito, todos ubicados entre la gran variedad de razones que explican el  que muchos se encuentren ahora en el país vecino. No es azaroso, entonces, encontrar una diversidad inigualable entre los venezolanos que hacen vida en las ciudades colombianas. Diversidad que, no entendida como diferencia irreconciliable, se hace esencial en la búsqueda y el reencuentro de nuestra nacionalidad…

****

                Gente estudiada que ahora trabaja en lo que sea, como sea. Jóvenes acostumbrados a la riqueza no trabajada, amoldados a la susurrante decadencia del petróleo y sus corruptelas. Familias separadas, amistades que buscan reencontrarse como si nada hubiese pasado, amores que mueren y languidecen a la distancia. Es el testimonio de esos silentes ciudadanos del mundo que van acomodándose a nuevas realidades[14], siempre melancólicos de lo que alguna vez fueron, de lo que se les dijo que pudieron haber llegado a ser.

                No están solos en el mundo, con ellos van e irán miles y miles. La marcha continuará mientras la dictadura siga[15], mientras el dinero mal habido siga su flujo revolucionario, mientras el mundo siga menospreciando nuestra alarmante crisis humanitaria[16].

Sucede y sucederá entonces que poco a poco los venezolanos irán encontrándose, todo esto a la par de la difícil decisión de abandonarse a sí mismos en otros países. Pequeña paradoja que se entiende en la medida en que las diásporas van a ir prefigurando un nuevo tipo de venezolanidad, que no es otra que la de la familiaridad, aquella que hemos ido olvidando a causa de la estampida. Quien escribe esto lo ha percibido: en el andar de la migración iremos encontrando las razones del desastre, las herramientas para superarlo y comprenderlo, sí, pero también vamos a ir encontrándonos a nosotros mismos en el vital ejercicio de la memoria.

¿Por qué hemos huido? ¿Siempre estuvimos marcados por la violencia? ¿Siempre ha sido el venezolano una maldición para su país? ¿O acaso fuimos (y somos) algo más? ¿Seremos capaces de recordar ese algo más? Asumo que sí, en algún punto, en alguna velada de terror cuando los secuaces del desastre nos hagan temblar por los seres queridos que aún siguen en Venezuela, en alguna fría noche donde recordemos que la calidez venía no sólo de nuestro envidiable medio ambiente, sino también de las personas que nos rodeaban… En ese momento el instante humano superará el discurso del terror, las sonrisas a distancias se unirán y la fraternidad con nuestros hermanos nos hará revivir del desdén de la soledad.

Queda un largo camino, árido, lleno de dificultades, pero sólo recordando ecuánimemente podremos sobrellevar la tragedia. Y la marcha seguirá… a no ser que suceda algo más.




[1]Tirar de la ironía es una de las pocas cosas que les queda hoy a los venezolanos. Decir que los inmigrantes ahora emigran es paradójico ya que este país fue receptor neto de personas con otras nacionalidades durante más de 50 años y, si nos ponemos exquisitos con los datos, se podría incluir todo el siglo XX, al contabilizar los saldos migratorios anuales entre 1900 y 1935, los cuales eran ínfimos pero positivos.”: http://elestimulo.com/blog/venezuela-un-pais-de-inmigrantes-que-ahora-emigran/
“El censo de 1960 revelaba que 15% de la población estaba formada por inmigrantes que provenían, fundamentalmente, de países europeos. Ese porcentaje aumenta en la década de los años 70 y 80, gracias al aporte de la inmigración procedente de países latinoamericanos”, se lee en la introducción al estudio. “Venezuela era un paraíso democrático para quienes huían de las bandas armadas colombianas y peruanas, de la inestabilidad política y económica de Ecuador y de los países centroamericanos y caribeños, y de las dictaduras de todo el Cono Sur”, asegura el texto. A ello se sumaban los tradicionales inmigrantes españoles, italianos y portugueses.”: https://www.elconfidencial.com/mundo/2016-08-30/venezuela-emigracion-maduro-chavez-diaspora-petroleo_1252510/
[3]Decenas de miles de personas —unas 33.000 el lunes— cruzaron hacia el país vecino ante la incertidumbre y el desabastecimiento que golpea a Venezuela, en lo que supone un incremento del flujo migratorio que se suele producir en los momentos de mayor crisis.
El paso fronterizo más concurrido fue el de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, por donde transitaron más de 26.000 ciudadanos. Miles de ellos regresaron el mismo día tras comprar alimentos y productos básicos. Alrededor de 2.000 venezolanos, según las autoridades colombianas, ingresaron con la intención de viajar a Ecuador, Perú y Chile.”:
[4]Han pretendido ocultar la inseguridad alegando que es sólo un problema de percepción auspiciado por los medios de comunicación, así como la inflación si se toma en cuenta que el BCV pasó meses sin producir estadísticas, a lo cual estaba obligado. El ocultamiento es consciente y deliberado. Creen que silenciando un fenómeno en el que participan cerca de dos millones de venezolanos (1 millón 700 u 800 mil) de manera directa y de manera indirecta los familiares y amigos que dejan en Venezuela, esto es, no menos de 15 millones de venezolanos. El hecho migratorio deja de existir: todo ello es, por decir lo menos una profunda aberración.”: http://www.noticierodigital.com/2016/06/tomas-paez-cerca-de-dos-millones-de-venezolanos-han-tenido-que-emigrar-al-extranjero/
[5]¿Quién puede permitirse emigrar? (…) Quienes emigran no son los más pobres, sino los que tienen algo de dinero, los que pueden permitírselo. Para ellos, los costes de emigrar, si bien en condiciones peligrosas, han bajado.”: https://elpais.com/elpais/2013/10/29/opinion/1383051125_783112.html
[6]En cuanto al caso de la migración de venezolanos profesionales al exterior, Tomás Páez aseguró que la denominada “fuga de talentos” es un término que debería reenfocarse porque no abarca la totalidad ni complejidad del problema:
 “Yo pienso que está sobrevalorado el término de “Fuga de talentos” que tanto se utiliza en estos días, claro que hay una fuga de talentos, cuando por ejemplo te digo que más del 90% de las personas que se van son universitarios, pero pienso que hay que hacer un reenfoque, porque de esta manera al enfocarse únicamente en lo académico, se reduce la magnitud del problema.”: http://www.cnpven.org/articulos/entrevista-a-tomas-paez-sobre-la-emigracion-de-profesionales-y-tecnicos-venezolanos
[7]"Las diversas condiciones que atraviesa el país está determinando que los jóvenes y no jóvenes se vayan a buscar otros horizontes (...) Hoy por hoy ellos tienen que trabajar toda su vida en el país para poder, por ejemplo, adquirir una vivienda", destacó.”: https://informe21.com/actualidad/sociologos-uno-de-cada-cuatro-venezolanos-desea-emigrar
“No obstante, son los jóvenes entre 19 y 29 años quienes más deseos tienen de irse de país, lo que supone un grave problema para la economía venezolana y a la vez, para su desarrollo, ya que, según Osorio Álvarez, educar por 18 años a la nueva generación, le costará muchísimo al Gobierno, y generará un retraso de 30 o 50 años en el país.
“El país se ha venido abajo por lo que hemos perdido. Estamos saliendo de lo mejor y quedando con una población de adultos mayores. Eso tiene una incidencia en la realidad social. Dos generaciones de profesores están fuera del país”, contó en entrevista a El Nacional el mes de febrero, y aunque, ciertamente la población de adulto mayor es la que tiene menores intenciones de emigrar, el Barómetro determinó que 19%, de quienes tienen entre 50 y 59 años, aspiran una huida del país, mientras que un 13% de los de mayores de 60, realizó esta misma afirmación.”:
[8]Todos los municipios de Santander deben implementar planes de acción humanitaria al respecto por nuestra cercanía con Venezuela. El comportamiento de los colombianos debe ser de comprensión frente al drama humano que atraviesan los nacionales del hermano país y debe censurarse toda actitud hostil, más en estos tiempos en que los derechos humanos de los migrantes tienen protección legal y la solidaridad de la comunidad internacional.”: http://actualy.es/colombia-la-inmigracion-de-venezolanos/
[9] “Pese a que la oficina de Migración Colombia tiene reportados 40.000 venezolanos viviendo legalmente y calcula que estén 60.000 irregularmente, una investigación liderada por el sociólogo y experto en migración venezolana, Iván de la Vega, profesor de la Universidad Simón Bolívar, realizada con colegas y alumnos del Laboratorio Internacional de Migraciones (LIM), revela que son 900.000 los venezolanos -incluyendo los que tienen doble nacionalidad- (el 1,8 por ciento de nuestra población), los que han llegado al país en los últimos 20 años, por el efecto de la llamada ‘revolución bolivariana’ y la crisis social en ese país.
(…)
El informe, realizado con información del Banco Mundial, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y de organizaciones de venezolanos, da cuenta que Colombia es, entre 98 países, el principal receptor de este éxodo, muy lejos de Estados Unidos y España, que ocupan el segundo y tercer lugar.”: http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/venezolanos-la-migracion-mas-grande-en-la-historia-del-pais-72872
[10]Marisol dice que prefiere los pesares de esta isla a lo que pasa en Venezuela. La escasez de alimentos, la inflación más alta del mundo, la violencia callejera y la persecución política le hacen preferir, aun con sus defectos, a Trinidad y Tobago. La mayoría consigue alimentar a su familia, pero sin conseguir la paz que buscaron al irse de su terruño.”: http://elestimulo.com/blog/trinidad-y-tobago-un-desesperado-destino-para-refugiados-venezolanos/
[13]¿Y qué aconseja a otros lugares que viven una violencia como la que vivió Medellín? Carolina Lopera no duda en responder: “Les diría que empiecen primero por perdonarse. Debemos perdonarnos, invitar al vecino, no solamente eres tú el que tiene problemas, el de tu lado también está sufriendo”.”: http://www.panorama.com.ve/experienciapanorama/Tres-habitantes-de-Medellin-cuentan-como-supero-esa-ciudad-la-violencia-20160513-0065.html
[14]Pero de pronto pienso que esos chicos, esa generación de venezolanos profesionales que están pasando trabajo, que lloran a los suyos, que están “echándole bola” (trabajando duro, para los lectores chilenos), van a ser una gran generación. Porque estos muchachos tienen la formación profesional, pero a la vez están aprendiendo una importante lección de humildad, de ponerse en el lugar del otro, de entender el valor de las labores más sencillas. Están aprendiendo que detrás de cada oficio hay un ser humano, que nadie es mejor que el otro. Además están aprendiendo a entender otro país, otra cultura, otras voces, otras formas. Están aprendiendo –literalmente- a ganarse el pan con el sudor de su frente, de sus piernas, de sus brazos, de sus hombros.”: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2017/02/14/estos-jovenes-migrantes-venezolanos/
[15] “La razones que explican la decisión de emigrar no solo permanecen sino que han aumentado de un modo ostensible. Es lo que justifica la negativa de 80% de la diáspora a retornar al país. Insistimos y preguntamos utilizando un condicional: ¿Y si las condiciones del país cambiasen?, y el porcentaje de respuestas negativas se reduce. Volvemos a preguntar esta vez con el objeto de conocer la agenda de cambios de la diáspora. Las respuestas señalan las prioridades y aparece otra vez la necesidad de preservar el derecho de propiedad fundamental, reclaman seguridad y un ambiente apropiado para poder trabajar, invertir, y desarrollarse económica y socialmente, para lo cual es fundamental un cambio en el modelo político, portentosa máquina de creación de pobreza.”: http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/intervencion-diasporaen-proceso-reconstruccion-del-pais_200315
[16]Advertimos que la escasez de productos, que se ha agravado en los dos últimos años, está teniendo un grave impacto en el bienestar de numerosos venezolanos. Nuestros hallazgos coinciden con los de organizaciones profesionales del sector de salud, académicos que han realizado encuestas sobre el impacto y la gravedad de la escasez de alimentos, y organizaciones no gubernamentales venezolanas. Informes internos del Ministerio de Salud venezolano que fueron consultados por Human Rights Watch indican que las tasas de mortalidad infantil y materna correspondientes a 2016 son significativamente superiores a las informadas en años anteriores. Según profesionales de la salud entrevistados por Human Rights Watch, las condiciones insalubres y la falta de insumos médicos en las salas de parto de hospitales son factores que inciden significativamente en el marcado incremento de las tasas de mortalidad infantil y materna.”: https://www.hrw.org/es/report/2016/10/24/crisis-humanitaria-en-venezuela/la-inadecuada-y-represiva-respuesta-del-gobierno

miércoles, 9 de agosto de 2017

Pardo, Isaac J. en Ramírez Ribes, M. (1999): El otoño luminoso de Isaac J. Pardo, páginas 24-25, Monte Ávila Editores Latinoamericana, Venezuela.

"En París estaba también desterrado Rómulo Gallegos; pertenecía al núcleo de los venezolanos que estudiábamos. Nos reuníamos y nos preguntábamos: «¿Qué debemos hacer nosotros por el porvenir de Venezuela?» Discutíamos el asunto, lo conversábamos. Después Gallegos se fue para Madrid, donde le ofrecieron un empleo de vendedor de máquinas registradoras National. Cuando yo fui a Madrid a hacer el doctorado, me reuní con los estudiantes venezolanos que estaban allá y seguíamos con las reuniones. Gallegos era nuestro orientador. Nos tocó vivir la República, lo cual nos entusiasmó muchísimo. Yo llegué con Alfonso XIII y salí de España bien entrada la Guerra Civil.

                Una de las conclusiones a las que llegamos en ese grupo de Gallegos era olvidarnos de los alzamientos, olvidarnos de las armas. No era por las armas que había que modificar a Venezuela. El problema de Venezuela iba más allá del derrocamiento de Juan Vicente Gómez. El problema era adquirir la máxima capacitación para servir a Venezuela. Lo que podía unificar a Venezuela era la capacitación. Decidimos dar entonces todo lo que estuviera a nuestro alcance dentro de nuestra capacidad. Ésa era la doctrina central del grupo y eso fue lo que me hizo cambiar de rumbo. Por eso sacrifiqué mi tendencia a la cirugía para dedicarme a la tuberculosis. Hice todo lo posible por hacerme una formación sólida."

jueves, 3 de agosto de 2017

Camus, A. (1983): La peste, página 54, Editorial Seix Barral, S.A., Colombia.

"Así, pues, lo primero que la peste trajo a nuestros conciudadanos fue el exilio. Y el cronista está persuadido de que puede escribir aquí en nombre de todo lo que él mismo experimentó entonces, puesto que lo experimentó al mismo tiempo que muchos de nuestros conciudadanos. Pues era ciertamente un sentimiento de exilio aquel vacío que llevábamos dentro de nosotros, aquella emoción precisa; el deseo irrazonado de volver hacia atrás o, al contrario, de apresurar la marcha del tiempo, eran dos flechas abrasadoras en la memoria. Algunas veces nos abandonábamos a la imaginación y nos poníamos a esperar que sonara el timbre o que se oyera un paso familia en la escalera y si en esos momentos llegábamos a olvidas que los trenes estaban inmovilizados, si nos arreglábamos para quedarnos en casa a la hora en que normalmente un viajero que viniera en el expreso de la tarde pudiera llegar a nuestro barrio, ciertamente este juego no podía durar. Al final había siempre un momento que nos dábamos cuenta de que los trenes no llegaban. Entonces comprendíamos que nuestra separación tenía que durar y que no nos quedaba más remedio que reconciliarnos con el tiempo. Entonces aceptábamos nuestra condición de prisioneros, quedábamos reducidos a nuestro pasado, y si algunos tenían la tentación de vivir en el futuro, tenían que renunciar muy pronto, al menos, en la medida de lo posible, sufriendo finalmente las heridas que la imaginación inflige a los que confían en ella."

De Venanzi, A. (2003): La sociología de las profesiones y la sociología como profesión, página 123, CDCH, Caracas.

"Cerraremos esta sección transcribiendo algunas líneas de un artículo redactad por un estudiante de la Escuela de Sociología de la Universidad Central de Venezuela en el que pueden apreciarse un buen número de los problemas de socialización académica en el campo de la sociología.

                El artículo lleva por título “Muerte a los sociólogos” y entre otras cosas dice:    
Son individuos especializados en discutir si el agua es tibia, investigar cómo es la cebolla por dentro y enfrascarse en apasionados debates en torno a las diferencias entre el cerdo, el cochino y el marrano. Pretenden que todo lo humano les sea ajeno. Pero en materia científica son incorregibles asomados y no hay foro, asamblea, encuentro o discutidera banal que no los encuentre en primera línea. Son pantalleros pero acomplejados porque para la sociedad su saber es prescindible… Son aburridos, pavosos y neuróticos, por lo que se recomienda no invitarlos a ninguna fiesta o reunión social… Por lo general son felices como pequeños burócratas y en su condición de tales, odian todo lo que sea literatura, poesía, saber no científico, y por lo tanto pura paja. Por frívolos, superficiales y falsearios yo os maldigos, oh sociólogos y os deseo lo peor: padecer mil muertes, que Juan Nuño los joda y quiera Dios que les rebajen el sueldo para que se terminen de morir de hambre y volverse locos de metra."

miércoles, 28 de junio de 2017

Durkheim, E. (2007): La división del trabajo social, página 210, Colofón S.A., México.

           "Lejos de fijar en la institución de un poder despótico la desaparición del individuo, es preciso, por el contrario, ver en ella el primer paso dado en el camino del individualismo. Los jefes son, en efecto, las primeras personalidades individuales que se han separado de la masa social. La situación excepcional, poniéndolos fuera de los iguales, les crea una fisionomía distinta y les confiere, a continuación, una individualidad. Dominando la sociedad, ya no se ven más obligados a seguir todos sus movimientos. Sin duda que es del grupo de dónde sacan su fuerza; pero, una vez organizada, deviene autónoma y se hace capaz de una actividad personal. Una fuente de iniciativa, que hasta entonces no existía, encuéntrase, pues, abierta. Hay, por tanto, desde entonces, alguien que puede producir algo nuevo e incluso, en una cierta medida, derogar los usos colectivos. El equilibrio se rompe."

viernes, 23 de junio de 2017

Bolaño, R. (2016): Los detectives salvajes, página 623, Alfaguara, Colombia.


“Durante un tiempo la Crítica acompaña a la Obra, luego la Crítica se desvanece y son los Lectores quienes la acompañan. El viaje puede ser largo o corto. Luego los Lectores mueren uno por uno y la Obra sigue sola, aunque otra Crítica y otros Lectores poco a poco vayan acompasándose a su singladura. Luego la Crítica muere otra vez y los Lectores mueren otra vez y sobre esa huella de huesos sigue la Obra su viaje hacia la soledad. Acercarse a ella, navegar a su estela es señal inequívoca de muerte segura, pero otra Crítica y otros Lectores se le acercan incansables e implacables y el tiempo y la velocidad los devoran. Finalmente la Obra viaja irremediablemente sola en la Inmensidad. Y un día la Obra muere, como mueren todas las cosas, como se extinguirá el Sol y la Tierra, el Sistema Solar y la Galaxia y la más recóndita memoria de los hombres. Todo lo que empieza como comedia acaba como tragedia.”

martes, 20 de junio de 2017

Vegas, F. (2010): Sumario. Página 613. Alfaguara. Caracas.

“Yo nunca comprendí ese afanoso positivismo aplicado al derecho. La sola palabra me disgusta, está demasiado emparentada con el gomecismo, el perezjimenismo y todos los ismos. Aún me desagrada. Fuego eterno al que pretenda añadir, o permita que le endilguen, un "ismo" a su apellido. Siempre que se utiliza entre humanistas, políticos y abogados es para justificar desmanes y atropellos. Esa fe positivista de quienes ya no pueden obtener respuestas en sus creencias religiosas y creen encontrar seguridad y confianza en la ciencia, me parece sospechosa, incluso cruel.”

domingo, 28 de mayo de 2017

Violencia pop, parte II.

He aquí otro personaje de nuestro insólito universo académico: José Ángel Lucena. Es un sociólogo imaginado, un personaje ficticio que sirve para retratar a los intelectuales que vivieron y gozaron una bola con el auge del chavismo. Ídolos a lo interno de los claustros universitarios, vitoreados al final de cada asamblea, rockstars de las ciencias sociales venezolanas. Descubridores de palabras impronunciables, rebeldes a los horarios de aula, transgresores de cualquier signo institucional. También, por qué no, hermeneutas de la destrucción. 

Algunos han reajustado un poco el discurso, otros permanecen fieles al ideal revolucionario. Ilustrados y oportunistas, siempre a la altura de la circunstancia.



2009
Fragmentos recogidos del derecho de palabra del sociólogo José Ángel Lucena.
Asamblea: “1x1x1: el fin de la burocracia universitaria”.
Escuela de Sociología de la UCV. Caracas, Venezuela.


“La realidad de la universidad venezolana ha de cambiar. No es posible mantener las condiciones que la sostienen, ni es posible mantener las aberrantes cadenas que nos mantienen unidos a una retrograda racionalidad burocrática.”

(…)

“Si bien es cierto que las promesas de occidente lucen seductoras, también es verdad que hay otras grandes verdades. La nuestra es una que debe y merece ser vivida, pensada desde nuestros parámetros de cognición particular.

Y fíjense algo, hago la crítica a occidente considerándome y considerándonos ante todo como individuaciones del proyecto euro-centrado. Nada nuevo con relación a ello; sin embargo, nuestra propuesta siempre ha sido la de aperturar, la de abrir ese espacio de exégesis que se nos permite a partir de la última gran práctica ilustrada: la democracia.”

(…)

“En efecto, criticamos la modernidad y a Occidente considerándonos existencias atrapadas y amalgamadas a la cadena de producción capitalista. Por más que luchemos, y debido a nuestra ubicación geopolítica, aún tendremos un nexo con Occidente y sus formalismos.

En ese sentido podemos traer a colación una verdad que la derecha jamás admitirá: nosotros elegimos rescatar a la democracia, no como formalismo o procedimiento, tampoco como delegación de tareas, sino como participación activa del pueblo en su que-hacer político, histórico, cultural y estético.”

(…)

“El gen maligno de Occidente en nuestro caso se manifiesta por la vía burocrática. En el caso específico de la universidad venezolana la burocracia funciona como privación democrática. La institución se niega a reformularse en beneficio de los intereses de ciertas élites académicas y económicas.

No es una sorpresa, entonces, descubrir el talante anti-democrático de la universidad venezolana. Por medios de sus instituciones y sus profesionales se encarga de negar la posibilidad de participación activa de todos y todas."

(…)

"Nosotros buscamos un espacio para la emancipación.

Emancipación en el sentido de que todos y todas nos veamos en la capacidad real de velar por nuestras vidas, discernir si las decisiones que tomamos son correspondientes a la episteme de nuestra particularidad histórica.

La tarea es precisamente no delegar nuestras vidas, no entregar a los movimientos sociales al vacuo contenido de los profesionales de las instituciones no sólo de la universidad sino del Estado como un todo.”

(…)

“Desde el proyecto comunal que se ha venido discutiendo durante el último año se avizora dicha posibilidad. Romper con la hegemonía del capital, revertir la tendencia, ir en consonancia con el sentir de las estéticas de nuestra región, empoderar al pueblo en la  toma de decisiones, que el poder fluya de abajo hacia arriba, todas grandes tareas y logros que distinguen el ethos de nuestra última década.”

(…)

“La universidad no puede permanecer ciega ante los cambios del mundo.

Debe aperturarse, iniciar este proceso de democratización radical del que ya está siendo participe la población venezolana. Veamos el ejemplo de las liberaciones (pues son varias) que se dan a través del andamiaje de los Consejos Comunales: es ahí donde subyace la verdadera y genuina práctica emancipadora de un pueblo concientizado consigo mismo y con su historia.”

(…)

“La nuestra no es una propuesta política en ese sentido, sino un imperativo ético que demanda la liberación del individuo de la dominación capitalista que aún pervive en la universidad venezolana de nuestros días.”

(…)

“Con el fin de la burocracia, del capitalismo y el nexo cuasi-colonial que se mantiene, iniciamos un nuevo periodo histórico de auge progresista y de independencia nacional. Ahora todos disfrutamos de los beneficios de la renta petrolera, que ya no forma parte de una práctica populista de asistencialismo social manejada por grupúsculos entreguistas, sino que ahora pasa a  ser una herramienta de ascenso social de todas y cada una de las personas que conforman a la nación.”

(…)

“En nuestro caso específico, debemos abogar por un pensamiento académico liberado de su actual flagelo corporativista. La democracia y la participación deben ser nuestras banderas.

Es por ello que reiteramos nuestra consigna como una invitación a repensar las relaciones de dominación a las que nos vemos sujetos. Sólo un pueblo libre de dominación y manipulación, consciente de sí mismo y dispuesto a dar la lucha por la revolución puede salvarse a sí mismo.”

(Aplausos)



2017
Fragmentos de entrevista realizada al sociólogo José Ángel Lucena.
Título: “Sociólogo venezolano defiende legitimidad de Constituyente Comunal.”
CLACSO. Buenos Aires, Argentina.


“No puede negarse la crisis que vive Venezuela.

Evidentemente el proceso iniciado con Hugo Chávez jamás contó con características propias de un modelo de sociedad comunal: hubo algunos atisbos, ciertos acercamientos, pero al final las desviaciones terminaron absorbiendo la transformación que se estaba dando a lo interno del país.

Dicho esto vale la pena recalcar que la Guerra Económica y el agotamiento del modelo rentista han sido las principales causas de la crisis. A ambas fuerzas debemos las bajas que, momentáneamente, afectan el campo revolucionario.”

(…)

“Es por ello que el Proceso Constituyente Comunal es un espacio necesario. Sabemos que es desechado por todos aquellos que quieren ver al país en llamas, pero hay que ver también su potencialidad para devolver la paz al país. Puede tanto eliminar la posibilidad latente del intervencionismo internacional como estabilizar el marco institucional.”

(…)

“La oposición quiere vender la Constituyente como un artilugio anti-democrático, pero fíjense una cosa: en una realidad tan convulsionada como la nuestra, someter el proyecto comunal a un leguleyo electoral puede complicar los escenarios de asistencia y justicia social, equidad territorial, soberanía nacional, entre otros.

Hay que tomar en cuenta, entonces, que los formalismos burgueses de la derecha pueden hacer peligrar al proceso revolucionario. Y ante eso hay que estar atentos.”

(…)

“Es por eso que apelamos a un cuerpo de delegados de diversas ramas. Suya es la tarea de velar por el futuro de la revolución, repensar el marco institucional, evaluar el agotamiento del modelo rentista, revisar las posibilidades del socialismo en el nuevo escenario de post-progresismo y de advenimiento del modelo neo-conservador de derecha.”

(…)

“No es negar el derecho de las personas a sufragar, es adecuar su elección por medio de una vanguardia formada para salvaguardar los logros e intereses de la clase obrera. No se deroga la emancipación, sólo se busca una interpretación ajustada a las exigencias de este periodo histórico que actualmente vivimos.

Se busca de esa manera la lectura de determinados sectores representativos de la sociedad, una intermediación que asegure un diálogo no-violento sobre el devenir de nuestro país.

Todo en el marco de la institucionalidad que bien han explicados las colegas del Consejo Nacional Electoral.”

(…)

“Tendríamos que pensar esta situación en el contexto de la figura de Chávez, ¿qué sería de nosotros sin él? ¿Dónde estaría la izquierda sin su empuje, sin su ímpetu? Seguramente en la nada, seguramente en el marasmo a donde arrojaríamos al pueblo si eligiésemos no acompañarlo en esta terrible crisis.”

(…)

“Toca purgar a la sociedad de quienes la someten al terror de la violencia. Dar la batalla final y derrotar a la derecha recalcitrante que nos amenaza día a día. Dicha tarea no puede ser dejada al azar, ni ser objeto de un análisis pequeño-burgués. Los sectores vivos de la sociedad deben atender la convocatoria.”

(…)

“Es necesario dialogar, socializar y acompañar las aspiraciones de todas esas personas que quieren que el país vuelva al sendero de la paz y el entendimiento. Porque el pueblo no ha olvidado todo lo aprendido y adquirido durante el proceso. No obstante, es necesario que el cambio paradigmático que estamos a punto de dar sea acompañado por los más capacitados, por los representantes del genuino y verdadero sentir popular.”

(…)


“Sólo los intelectuales y el Estado pueden salvar a la sociedad. Salvarla, sí, inclusive de sí misma…”

miércoles, 10 de mayo de 2017

Infierno.

Venezuela, 2017

Nos dispersan. No veo a los míos. El gas escarba en mis fosas nasales, hace su camino en la desesperación. Sonido de motos, una horda se aproxima. El corazón se acelera, perdemos la cordura. Unos atacan, otros huimos. La respiración no me da, corro sin destino. Calles famélicas, rostros de horror, el gas me persigue y atormenta mi visión. Se aproxima el vacío. Ejecuciones sumarias, robos, delincuencia, desnutrición, asesinatos, represión. Oscuridad.

Postes sin luz. Avenidas desiertas. Alcantarillas al aire, paredes desahuciadas, el pavimento hecho añicos. Seguimos corriendo, somos cada vez menos. No sé si han sido atrapados, si han caído abatidos. Busco a mis amigos; el gas me afecta en el peor momento. Hay una luz. Intento discernir en el caos. Explosión. Motorizados. Parrilleros. Apuntan, disparan… infierno.

Aprieto mi mandíbula. El impacto: a quemarropa, frío y punzante en la costilla. Nada tan terrible como la certeza de la herida que desangra. Caigo. Cada bocanada me cuesta la vida misma. La horda retrocede, la multitud me socorre y aún así la muerte me arropa. Ambulancias. Sirenas. Luces que vienen y van, destellos de muerte. Temor. Pánico… Miedo a morir en este sin-sentido tan rotundo.

No estoy solo: hay hoyos en la cabeza y vísceras en el suelo. Cadáveres. Cráneos triturados, ojos perdidos, pulmones perforados, seres arruinados, familias devastadas. Respirar. Inhala, exhala. Hedor. Tensión. Putrefacción. La tensión baja, la levedad aumenta.

Calma. Silencio. Mute y el zapping de toda una vida, mi vida.

Una camilla, un pasillo alargado y caras de preocupación. No hace falta anestesia, no siento nada. Perforan mi piel, la carne se abre lentamente. No hay casi sangre en este despojo, pero la bala sale de su escondite. La remueven, y aún así  las caras permanecen en suspenso.

Hay llanto. Impotencia. Más calma, silencio total. Descanso. Todos horrorizados a mí alrededor. Casi duermo… casi muerto.

viernes, 14 de abril de 2017

Los hermeneutas de la destrucción.

Se sabe que partimos de la historia, que casi sin querer reproducimos  uno a uno sus elementos constituyentes y que muy poco se puede hacer ante ella. Sin embargo, en ese pequeño espacio de acción reside la potencialidad transformadora del ser humano. Sea a partir de la episteme (de carácter general) o sea a partir de la acción (de carácter más personal), la existencia se resume en esa lucha entre lo estático y el constante cambio que va haciendo a las sociedades.

De esta diatriba se funda parte de los enunciados de la hermenéutica más actual. Situada como teoría de la interpretación y aprehensión del mundo, la hermenéutica se plantea la posibilidad de la comprensión del mundo ante la clara y casi absoluta influencia de la historia, así como la potencialidad del individuo como transformador del mundo. 

La metáfora de la fotografía bien sirve para ilustrar la cuestión, pues en tanto retrato del mundo pareciera que la misión fotográfica es la simple y llana réplica, casi copia, del mundo externo. No obstante, bien lo sabemos en la era digital, la fotografía también ejerce su influencia en el medio, pues como técnica artística puede manipularse o adecuarse para que el resultado final cuente con los colores, matices, la saturación y el enfoque que interesen al autor. Por un lado la imagen del mundo (de la historia) corriendo a través de la fotografía, por el otro la adecuación del mundo y su intencionalidad a través de la estética de lo que se presenta.

Lo importante a tomar en cuenta es que dentro de ambas vertientes existen diversas lecturas al respecto, y el espíritu que individualiza la interpretación para sí no ha contado con un gran público. Podemos constatar esto en el mundo de las sociologías, en donde la herencia positivista demanda del investigador (que hace las veces de interprete o hermeneuta) la total vejación de sus prejuicios en beneficio de una ciencia objetiva. Situación similar observamos en la tradición marxista que, para desterrar a la ideología del mundo de la praxis, exige la cohesión de lo individual (consciencia) a sus intereses de clase para así evitar la herejía alienante.

En el terreno de la hermenéutica actual tal debate aún se mantiene. Los esfuerzos del filósofo francés Paul Ricoeur (1913-2005) apuntan hacia una dirección similar. Ricoeur, para nada anclado a la aspiración marxista de eliminar el elemento personal en beneficio de una convención colectivista, advierte que la prefiguración de la interpretación a la medida del individuo puede desvirtuar la verdad histórica que subyace en lo social. Sencilla como compleja, la tarea que propone es la siguiente: la liberación de la interpretación por medio de la sospecha, pues con la sospecha se puede discernir si lo que interpretamos es veraz o es una simple manipulación de la realidad.

¿Cómo concatenar la idea de la hermenéutica de la sospecha con la metáfora de la fotografía? Nos interesaría señalar aquello que corresponda a la realidad retratada y aquello que no. A la manera de Ricoeur, nos interesaría identificar los elementos de la obra que sean representación fidedigna de un discurso social, descartando así todo aquello que sea un mero invento, un simple filtro, de algún espíritu que nos obligue a ver al mundo bajo la luz del engaño y la mentira. Y la mentira, para Ricoeur, es tan común y tan posible como la verdad misma.

En ese sentido, la hermenéutica de la sospecha es una advertencia. Es un recordatorio de la existencia de aquellos hermeneutas cuya única misión en el mundo es la de cambiar la realidad en beneficio de sus intereses particulares, una invitación a pensar en las posibilidades históricas de la manipulación a través del discurso. Pues la manipulación del discurso no es más que la destrucción de las realidades históricas y del espíritu de nuestras sociedades.

Destrucción que, vale acotar, no es la misma si se habla de una fotografía en comparación a la destrucción de una realidad pervivida en la que están en juego vidas humanas. Es decir, no es lo mismo ajustar los colores de una imagen en beneficio de un fin estético a manipular el discurso sociológico a la conveniencia de un fin totalitario. La estética en ese sentido tiende a mostrar su abismal separación de la discusión política –más allá de que la discusión política intente revestirse con tonalidades propias del arte y demás.

Ellos, quienes ejercen la transformación y la destrucción del discurso y la sociedad, se benefician del desastre. Buscan crédito en la distorsión de la realidad, buscan la lógica en el desmán. Reducen la vida a fines prácticos y a las personas a mero cálculo. Los horrores de la humanidad, a sus ojos, son males necesarios. Grandes intérpretes, beneficiarios y creadores de la manipulación: son, pues, los hermeneutas de la destrucción.

La hermenéutica de la sospecha se enfrenta de esta manera con los hermeneutas de la destrucción. Intentando ser justa y corresponder a la veracidad de las realidades históricas que subyacen en cada entramado social, liberando a su vez al discurso de las omisiones, las mentiras y las intencionalidades del poder que se proponen vejar a la sociedad de cualquier elemento de autonomía reflexiva.


Bien sabemos que la verdad se ha transformado en una quimera, una utopía que en la mayoría de las veces ha servido como justificación de los fines últimos de los totalitarismos modernos. Sin embargo, en el discurso más actual, donde sabemos que se inmiscuyen fuerzas políticas y económicas de gran influencia autoritaria sobre las sociedades, re-significar éticamente el valor de la verdad siempre valdrá el esfuerzo. He ahí la asignatura pendiente de la hermenéutica que viene… 

lunes, 10 de abril de 2017

Violencia pop, parte I.

Krupskaia Mujica y Ernesto Reyes, personajes ficticios que se basan en algunos de los caricaturescos individuos que he conseguido en la UCV.

*

RELATORA: Krupskaia Mujica

Iba rodando con mi bicicleta por la avenida y a lo lejos pude divisar, no muy claramente, una humareda extraña, impropia de la calma que caracteriza a mi ciudad. Curiosa, como siempre he sido, me dispuse a disminuir la velocidad; pues lo confieso, no sabía si era un incendio o qué cosa y a veces (y sólo a veces) la causa humanitaria no es lo mío.

Avancé lentamente y lo que vi era bastante curioso: me encontraba a las espaldas de un centenar de efectivos de seguridad que con sus armas disparaban bombas lacrimógenas a un grupo de personas. No comprendía que pasaba a mí alrededor, pensé por algunos minutos que seguramente se trataba de una las tantas manifestaciones balurdas que congregaba a los bobositores, entiéndase: al germen opositor de mi país.

Mi sospecha se confirmaba al ver a una serie de jóvenes blancos, seguramente del este de la ciudad, seguramente adinerados, seguramente incomprensivos del proceso político-social venezolano, lanzando piedras a los efectivos de seguridad.

No he sido nunca amiga de los policías ni de los militares. Para mi es irrenunciable mi cualidad contestataria ante la violencia del Estado… aunque en este caso la cosa era distinta. Estos jóvenes no eran pueblo, no sufrían el país como lo sufrimos nosotros, no entendían ni tenían la capacidad de ver a los ojos a la realidad del pobre.

No es que ellos merezcan ser reprimidos, no se trata de eso. Se trata de que deben aprender sea por las buenas o por las malas; se trata de que alguien tiene que darles un parado para que aprendan a soportar las vivencias de nosotros, los menos favorecidos.

Y sí, lo sé, dirán que soy adinerada, que soy sifrina porque vivo en Chacao, que soy enchufada porque mi papá fue guerrillero y actualmente es viceministro. Pero pana, se los digo: aquí hay un pueblo valiente, un pueblo que no se doblega. Nosotros podremos estar bien acomodados en estos momentos, pero la verdad es que ni todo el dinero del mundo puede, ni podrá, hacernos negociar nuestros valores revolucionarios a cambio de un mísero estatus que a decir verdad no nos interesa.
En fin, no estamos alienados como aquellos del otro lado.

¿No se las dan de libertarios y de transgresores? Que rescaten su bombitas y perdigones, pues.


**

RELATOR: Ernesto Reyes

Veo a una familia sacando comida de la basura y el corazón se me pone chiquito. No puedo, no lo toleraré. Es como violentar la vida de una persona, someterla a este vejamen, a esa piltrafa.

No entraré en detalles, pero la vaina se jodió con Maduro. Ese huevón vino y nos cagó la vida. Antes podíamos ir de viaje, comprar comida, raspar la tarjeta, comprar la curdita y joder de vez en cuando. Ahora la vaina es tenaz, ni para un mango adobado me alcanza la plata. Estoy claro de que la cagué, de que voté por Maduro y quizás ese haya sido mi mayor error.

Yo confiaba en mantener mi estilo de vida. Y ojo, no que no disfrute una bola trabajando en el CELARG, yo no olvido mis principios, mi ética revolucionaria, mi ansia de transformar el mundo; pero coño pana, uno no puede pasar toda la vida hablando paja y paja sin recibir nada a cambio.

Yo me acuerdo cuando el Comandante estaba vivo, cuando éramos la potencia en la región. Y ojo: aún lo seguimos siendo; la arremetida neo-liberal ha sido arrecha, para qué negarlo, pero la vaina se ha puesto jodida compadre. Un solo peo para conseguir la comida, un solo peo para mantener a la jeva. Yo entiendo, de pana que sí, estamos destinados a liberar el continente de la plaga yankee y toda esa paja que le repito a los chamos en la universidad todas las mañanas; pero, y soy enfático en esto, la vaina está jodida.

Lo peor es que no puedo hablarle a nadie de esta vaina. Si hablo de esto en el CELARG me botan, pues mi jefe es burda de jodido y nos tiene a todos vigilados. Si hablo de esto en la universidad segurito me pichan con los colectivos para que enmiende mi falso andar y mi delirio pequeño-burgués.

A veces toca entender. De no ser por esos correctivos (burocracia y colectivos) estaríamos todos a la merced de la cuerda de locas que hay en la oposición. Una parranda de mariquitos que lo único que hace es joderle la paciencia a uno. Que si el índice de mortalidad, que si la delincuencia, que si las colas, que si Maduro, que si los militares… No joda, por eso es que en esta vaina no dan pie con bola. Una cuerda de gafos que lo que va pendiente es hacer show siempre y nunca aportar una verga.

Por eso es que son buenos los correctivos. Es como un chamito pues, si no le das unos buenos coñazos a su debido tiempo te va a salir todo pargo y todo engañado. Por eso la revolución ayudó tanto al pueblo, le entregó los instrumentos de su liberación. Un pueblo armado no se deja engañar. Una vaina increíble, desde carajitos claros de que los propósitos de sus vidas deben ir en el cauce de la revolución.

Anulamos la falsa ideología con cada nuevo militante. Fundamos la nueva Venezuela un salón a la vez. Todos odiarán la burocracia, algunos denunciarán a los colectivos, pero la grandísima verdad de este proceso es que sin la primera y sin los segundos esta vaina estaría en la mismísima mierda. Por eso creo que Maduro fue un error, pero uno que se compensa con el legado del Comandante. Para qué negarlo, aún sobrevivimos gracias a sus enseñanzas.

Pero bueno, harina de otro costal…


Pero bueno, ¿en qué estaría pensando antes? Qué peo con la memoria vale…

viernes, 24 de marzo de 2017

La encrucijada de enero.

A los hermanos del 23 de Enero.

*

Josué: ¿Tú eres marico compi?

Compi: ¿Marico por qué? Ni que fuera mongólico.

Josué: ¿Cómo te vas a pirar así como así, mamahuevo? La estás soñando de pana.

Compi: Marico, Josué, ya estoy ladillado de esta mierda huevón. Todo es un peo siempre y estás claro.

Catire: De pana Josué, ya te vas a poner a decir que aquí no pasa nada.

Josué: Yo estoy claro que la vaina no anda bien, ¿pero te vas a ir a otro lado a mamarle el huevo a un extranjero? No joda, para pasar roncha me quedo al menos en un sitio que yo conozca, no me voy a ir a soñarla en otro lado pelando bola.

Compi: Bueno marico, pero me voy es para probar a ver qué es lo que es. Si me va mal o no, ese ya es otro peo; a mí lo que me interesa es ver mundo marico, aquí uno está demasiado jodido por todos los frentes.

Catire: De pana que sí marico, pilla como está la economía, la delincuencia, tenemos como dos meses sin agua, toda verga anda mal. Hasta la cerveza dejó de ser barata aquí: aquí, que se supone es un barrio donde el gobierno y el colectivo mantiene la vaina medianamente bien.

Josué: Bueno mamahuevo, pero qué quieres tú. Tienes el pasaje barato, no te falta la luz, no andas pelando bola como la gente del interior. Además el mío, tú no trabajas serio serio ni legal legal. Ponte que un día de estos comiences a chambear serio, ¿me vas a decir que vas a seguir pelando bola? ¡De bolas que no mamahuevo! Pilla a la lacra de Jean: todo huevón con su cara de pánfilo pero anda haciéndose las lucas en el Ministerio de las Comunas. ¿Si tú ganases esa cantidad de billete te estarías quejando?

Catire: De bolas negro, esa vaina es un bozal de arepas y estás claro. Además marico, ese es el peo de esta mierda: todo el mundo quiere es irse por los caminos verdes.

Compi: De pana, y al menos no sé si esa vaina sea igual afuera.

Josué: Ajá, está bien pues, pero ponte que te tengas que devolver. Ahí vas a quedar como un pajuo por no haberte aguantado tu pela aquí, el mío. Te repito compi, irte para otro lado a pasar roncha. Te vas a acordar de mí.

Compi: Ajá mamahuevo, ¿y tú? Le dices achantado a Catire pero también andas en vainas locas soñándola. Estás claro que si te vas para otro lado a trabajar legal  no vas a durar un coño por la misma vaina de que aquí estamos acostumbrados a una joda y a una tranza toda loca.

Josué: De bolas huevón, por eso no me ando fumando una como tú de que me quiero ir ni nada de esa paja. Yo me quedo aquí porque aquí conozco cómo es la movida, cómo es la vuelta y cómo es el beta pues. ¿Tú crees que si me llevas un año enterito a Panamá voy a poder hacerme las lucas como me las hago aquí? Ni de vaina marico, ni de vaina.

Compi: Pero entonces lo que estás es cagado.

Josué: De bolas, ¿tú no?

Compi: Claro marico, pero al menos lo admito pues. No ando con una mariquera intentando justificar mi cague ni nada. Yo sé que va a ser difícil y que no la voy a tener fácil como aquí, pero marico, es eso o estar aquí todo pegado pelando bola esperando a que algún día cambie la vaina o a que me den mi balazo por ahuevoniado.

Josué: ¿Y por qué te van a tener que meter un balazo? Ves que inventas huevonadas.

Catire: Ves que te gusta hacerte el pendejo, el mío. Están matando a todo el mundo. El otro día en Camboya mataron a un menorcito que la andaba pagando que si de madrugada. 30 pepazos en la cabeza pa que sea serio. ¿Tú crees que esa mierda pasa en otro lado? Eso es nada más aquí que matan al más huevón, mientras los vivos están tranquilitos todos chiquiluquiados como si nada.

Josué: Pero a ese lo mataron por gafo, estás claro.

Compi: ¿Cómo lo van a matar por gafo? Marico, era un carajito y le clavaron todo ese montón de balazos porque pensaron que era un choro.

Josué: Bueno pero quién lo manda a meterse en Camboya a esa hora. Además estaba solo y estaba medio fumado según dicen en el barrio. Demasiado enfermo de pana.

Catire: Bueno pero eso no es culpa del chamito. Es el país en el que estamos viviendo.

Compi: El país del que me estoy yendo. Y tú estás claro, tú conocías al menor y estás cloro que ese chamo no estaba metido en ninguna vaina loca como para que lo dejaran así.

Josué: Sí bueno, es verdad, pero igual quién lo manda. Yo por lo menos me conozco esta vaina, al igual que ustedes, y están claros que meterse a esa hora allá es un rolo de beta.

Compi: Claro mamahuevo, pero no tiene porque ser así. Esa vaina no es normal, uno deja pasar mucho esa mierda como si fuese un beta normal y no es así negro.

Josué: Ajá, pero entonces, ¿qué hace uno? ¿Me quedo todo achantado? ¿Me quedo quieto en mi casa? ¿No salgo? ¿Y los culos? ¿La jodedera? ¿Los panas? La vaina tampoco es quedarse así todo pasmado.

Compi: Pirar el mío. Por eso me estoy yendo.

Josué: No, qué va. Primero muerto que ido. Además, para irme tendría que ir para un sitio así bien lleno de lucas pues, todo billetudo y llegar como un rey. Sólo así me cuadraría la vaina.

Compi: No sí huevón, ¿dónde te vas a conseguir una chamba lacra recién llegado? En tus sueños. Uno recién llegado tiene que pasar roncha porque sí.

Catire: De pana.

Josué: ¿Y tú catire? ¿Por qué no piras pues? Si tan mal te va aquí…

Catire: Porque no he tenido la oportunidad.

Josué: Tú sí eres bien arrecho. Vienes a criticarme pero estás esperando lo mismo que yo: una vaina bien, cero complicación y sin pasadera de hambre. Estás claro.

Catire: Bueno sí, pero tampoco me ando dando puñaladas diciendo que no me voy a ir ni nada. Si se da el chance piro, si no pues me quedo aquí. Qué tanto, algún día esta vaina cambiará.

Josué: Bueno, al menos estás hablando claro. No como el pajúo del Compi.

Compi: ¿Y yo en qué no ando hablando claro? Ya tengo el pasaje el mío, estoy pirado de bien.

Josué: Bueno mamahuevo, que si vas a pirar vas a olvidarte de uno. ¿Me vas a decir que si te haces las lucas no te vas a desaparecer? ¿Para qué coño de la madre vas regresar? Yo no lo haría, eso si llego a hacer billete parejo. Viviría como un rey pues, ¿para qué volver a esta mierda? Eso es lo que dicen ustedes.

Compi: Bueno gafo, mi familia sigue aquí. Y mis panas, maldito. ¿Tú crees que uno se olvida de todo el mundo? Ese eres tú que eres senda lacra.

Josué: ¡Un coñuemadre pues! Al menos no ando cayéndole a paja a la gente. Lo que te digo marico, te vas a acordar de mí. Cuando te de culillo y te quieras devolver.  

Compi: Ajá, ¿y si no me devuelvo? ¿Y si me va bien?


Josué: Bueno, si eso pasa yo mismo te compro el pasaje para que regreses y nos caemos a curda. Si no es para celebrar aunque sea para que cuentes cómo te fue afuera pasando roncha.  Para que no te la estés dando de importante con uno pues. Eso o para que dejes de quejarte de tu país, mariquito. Y ya vale, vamos a aprovechar y compramos unas negras antes de que al Catire le aumenten el precio de la curda otra vez. No vaya a ser que también le pique el culo y se quiera pirar contigo…