"Lejos
de fijar en la institución de un poder despótico la desaparición del individuo,
es preciso, por el contrario, ver en ella el primer paso dado en el camino del
individualismo. Los jefes son, en efecto, las primeras personalidades
individuales que se han separado de la masa social. La situación excepcional,
poniéndolos fuera de los iguales, les crea una fisionomía distinta y les
confiere, a continuación, una individualidad. Dominando la sociedad, ya no se
ven más obligados a seguir todos sus movimientos. Sin duda que es del grupo de
dónde sacan su fuerza; pero, una vez organizada, deviene autónoma y se hace
capaz de una actividad personal. Una fuente de iniciativa, que hasta entonces
no existía, encuéntrase, pues, abierta. Hay, por tanto, desde entonces, alguien
que puede producir algo nuevo e incluso, en una cierta medida, derogar los usos
colectivos. El equilibrio se rompe."
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