El siguiente
es el resumen de un trabajo realizado por Steven F. González y Ralphy
Rodríguez, durante septiembre y noviembre del año 2012. Dicha
investigación fue hecha para la materia Métodos Cualitativos de la Escuela de
Sociología de la UCV. Los
autores se hacen responsables de todo lo escrito y desarrollado; no así de los
opiniones de los lectores...
*
Para
poder acercarnos, como estudiantes de lo
social, a la dinámica que da nacimiento a la nueva historia de nuestro
contexto social se deben tener en cuenta todos los campos bajo los cuales se
desarrolla dicho contexto; uno de ellos, de vital importancia y campo pilar del
trabajo en cuestión es el lenguaje.
Hablar de lenguaje es hablar de la historia, de la cultura y de las relaciones
sociales. Es objetivar los símbolos y significados que otorgamos a cierta(s)
vivencia(s), así como lo indican los autores Berger y Luckmann[1]. Bajo
estos dos autores desenvolveremos la mayoría del enfoque teórico necesario,
para tratar de hacer una aproximación a todo el campo de lo que envuelve el
lenguaje, campo el cual posee una característica que hace que la investigación
se torne más complicada; y es el hecho de que el lenguaje, específicamente la
jerga, cuenta con un dinamismo avasallante en todo momento. Es decir, el
lenguaje es cambiante en todo el sentido de la palabra ya que, por ejemplo, en
periodos de cortas semanas puede haber expresiones o modismos a la hora de
hablar completamente distinto a los utilizados inicialmente.
Hacer
cualquier determinación o pensar que con el trabajo llevado a cabo se puede
entender toda la dinámica del lenguaje, mas aun en un contexto histórico y
cultural como lo es en una zona popular, es caer en un error. En parte motivado
a todos los factores históricos que en este campo puedan influir y como se
menciono anteriormente, el dinamismo que se observa en estas zonas con respecto
a sus relaciones sociales es muy grande.
Esta puede ser una de las hipótesis
del porqué el campo del lenguaje, específicamente la jerga en sectores
populares, es tan cambiante. Por este motivo la investigación que se llevó a
cabo a jóvenes de edades entre 15 y 23 en un sector popular de Caracas (zona
central, Parroquia 23 de enero, bloque 27), intenta hacer un ejercicio de
comprensión del proceso de construcción discursiva que ahí se da, o mejor
dicho, que ahí es creado y que va evolucionando; teniendo como resultado “nuevas”
formas de entender lo social a partir de un fenómeno en particular, como lo es
la manera en que puedan hablar algunas personas que habitan es esta zona de
Caracas.
También se intenta hacer un
acercamiento a las personas que formaron parte de la investigación para así conocer
sus visiones de vida, códigos, símbolos y ver que se encuentra dentro de dicha
práctica particular lingüística. Esto nos puede llevar a conocer como estas
personas construyen su día a día y como la jerga puede modificar la manera en
que dichos individuos ven y viven a la sociedad venezolana. El que estos
sujetos sociales ejerzan su jerga
como una manera para comunicarse entre ellos y neutralizar la presencia de lo
exterior, del otro, ¿Se deberá a que
la sociedad se lo exige, los obliga y los lleva a estas prácticas? ¿O nos habla
esto de cierta autonomía? ¿De que dichos sujetos participan, moldean y crean el
sentido del mundo que los rodea? Dichas interrogantes ya quedaría para futuras
investigaciones, o la historia social ya se encargara de demostrar si es así o
no.
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Como
objetivos específicos de la investigación se plantearon solamente tres que nos
permitieran poder utilizar herramientas o técnicas de investigación solamente
cualitativas, esto debido a que se disponía de una población reducida por cual
ameritaba un método investigativo que nos llevara más profundo dentro del área
a tratar. Para esto se utilizaron Entrevistas a Profundidad para recabar datos
de la boca de los principales actores, segundo fue una Observación minuciosa
del área y la dinámica social misma de las personas que formaron parte de la
investigación, conjuntamente con un diario de campo para no perder los datos
que se evidenciaron en la observación llevada a cabo. Por ultimo se propuso
realizar un pequeño diccionario de palabras propias de la jerga que se abría
paso en la zona en donde se llevo a cabo la investigación, este con la
finalidad de poder acercarnos mucho mas a la manera en que estos jóvenes veían
los objetos o símbolos de su cotidianidad.
Antes
de poder dar los primeros pasos dentro de la investigación y gracias al aporte
de la Doctora en Ciencias Sociales Maritza Montero se opto por englobar dichas
herramientas investigativas, anteriormente mencionadas, en una metodología
general llamada investigación-acción-participativa[2]. Esta
metodología se caracteriza principalmente por poner al mismo nivel del
investigador a la persona a la cual se le hará la investigación, es decir que
ninguno de los dos posee mayor rango o se posiciona arriba que otro, sino que
las dos partes (investigador e investigado) forman un equipo de mutuo
aprendizaje y partiendo de este conocimiento conjunto nace una acción social.
***
¿Qué
aprendimos en esta investigación con respecto a la jerga y lo vivencial?
Aprendimos que no hay mucho que aprender, sino más bien demasiado por
aprehender. Esto en el sentido estricto expuesto previamente, donde
establecíamos que, por ser producto de un mundo donde los jóvenes y sus las
relaciones sociales giran en torno a la cotidianidad y al día a día, la jerga y
el lenguaje en general cuentan con una capacidad de cambio verdaderamente
increíble, cambio que en gran medida es entendido por medio del mundo de vida
popular que es dador de sentido para los jóvenes que estudiamos. Muestra de ello
lo pudimos observar al mes de haber realizado la investigación cuando al
acercarnos de nuevo al sitio de estudio nos encontramos con un nuevo y
diferente grupo de expresiones que no habíamos oído durante el periodo de la
investigación.
Y
es aquí donde entra una categoría que para uno de nuestros sujetos
entrevistados es de suma importancia en su mundo de vida: la calle. Pero no la calle como un paso peatonal, tampoco como un
sitio concreto ni una calle pavimentada. La calle más bien como una abstracción
en donde a ellos se le presenta la oportunidad y el privilegio de presenciar lo
que no todo el mundo puede presenciar; puede ser una fiesta en un espacio
reducido o un tiroteo a pocos metros de distancia. La calle en sí donde ellos
se pueden diferenciar del resto, de lo exterior a sus vidas y creencias.
Es una calle donde ellos son, no solo testigos, sino también
participantes. Es una calle donde el confort se encuentra exterior a las
instituciones y a lo tradicional. En
este sentido específico los entrevistados tomaban su realidad particular como
una un tanto outsider: una fuera de lo normal y lo regular en la ciudad
capital. Es decir, la calle, que es
dadora de sentido, es propia, es única y no se encuentra en ningún otro rincón.
Su calle es el oeste, es el barrio, es la Caracas violenta, es la “verdadera”
Venezuela
¿Qué
nos dice esto? Que la jerga cohesiona a quienes hacen practica de ella pero a
su vez marca un territorio. Agrupa pero diferencia. La jerga es un “ser y
estar” para quienes la crean pero también un “evaluar y diferenciar” con
respecto de los que no forman parte de ella.
Y
precisamente en este terreno es donde el aprehender nos es de vital
importancia. Vivimos en una ciudad donde más del 60% de sus habitantes residen
en el denominado mundo de vida popular y donde pareciera a veces que el
adentrarse a dicho mundo de vida no pasa del imposible. Pero si a partir de un
fenómeno, que pasa tan desapercibido como lo es el de la jerga, se obtienen
claves y símbolos que dan sentido a dicho mundo de vida ¿Por qué no abrir los
espacios de estudio con respecto a otros ámbitos donde podamos comprender y
aprehender los sentidos a esa otra ciudad, a esa “otra” Venezuela?
Creemos
particularmente que la manera, bajo la cual la academia, la sociedad y la
política se aproximan a la idea de la
calle es muy prejuiciosa, muy corta y (en el plano político) muy electoral.
El porqué de esto es de causa histórica y de consecuencia cortoplacista. No
podemos pretender responder a nuestro país desde un discurso moldeado a fines
específicos. Respondamos a nuestro país, a su gente, a sus costumbres y a su
identidad a partir de la compresión.
El
gran reto se encuentra ahí, en comprender nuestra sociedad por medio del
situarnos no como objetos sino como sujetos hacedores de la cotidianidad, del
día a día y del sentido de la venezolanidad. Venezolanidad al fin, que si unos
y otros La -Crean, significa que
todos La-Creamos.
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