-Venezuela
y su dificultad comprensiva
El
caso venezolano es uno que llena de interrogantes, en tanto que la facilidad de
dar un diagnostico preciso sobre lo que sucede en nuestra nación requiere
nuevas formas de pensar y analizar. No es una dictadura pero si es una
dictadura. Hay libertades pero no hay libertades. Hay un gobierno militar y no
hay un gobierno militar. Entonces, si a esta diatriba nos vamos entonces ¿en
donde carajo nos encontramos?
A mi manera de verlo nos vemos en algo así como una
hallaca[1],
en algo lleno de particularidades, lleno de singularidades las cuales, aún
conformando a un todo, cuesta trabajo definirlo partiendo desde las reglas
básicas de la cocina. Hay un poco de esto y un poco de aquello. No ver esta
variedad que se nos presenta en el panorama actual en nuestro país es optar por
tomar un camino ciego y anclado a las viejas formulas del pasado.
-El paciente y el diagnostico
Me encargaré de hablar del gobierno, que en el actual
instante se encuentra en una grave crisis[2] . Y
es que por primera vez en la historia de nuestro país hemos podido observar una
manifestación del estilo psiquiátrica, en su plenitud, en lo que para términos
clásicos es el Estado Moderno: hablamos de la esquizofrenia. La esquizofrenia
según el Diccionario de la Real Academia Española es un “Grupo de enfermedades
mentales correspondientes a la antigua demencia precoz, que se declaran hacia
la pubertad y se caracterizan por una disociación específica de las funciones
psíquicas, que conduce, en los casos graves, a una demencia incurable”[3].
Más allá de lo
que usted pueda creer le comentaré que desconozco en su totalidad cualquier
alusión teórica, que haya arrojado la psicología o la psiquiatría, de lo que
clínicamente es la esquizofrenia; lo que sí puedo asegurar con total certeza es
que si a ver nos vamos el concepto aquí comentado se adhiere a lo que se ha
manifestado por medio de los voceros del Estado. Esto en tanto que se cumplen
las siguientes características:
1.
Grupos de enfermedades mentales:
se evidencia en las causas que ha manifestado el paciencia en tanto su lenguaje
y su comportamiento. No hay una sola enfermedad sino diversas, no hay un solo
culpable sino varios. No es solo la Guerra Económica sino también el proceso
colonial de hace más de 400 años. No es solo la empresa privada sino también el
conocido nuevo mal del cadivismo, del cual, casualmente aún no hemos oído
aprehensiones o encarcelamientos.
2.
Antigua demencia precoz que se
declara hacia la pubertad: No hay que olvidar que ya nuestro
régimen político tiene 15 años. No es azaroso esto, diversas veces en el pasado
en el discurso del propio Hugo Chávez se manifestaba la enfermedad que acaece a
sus sucesores. Observar sobre todo en las alocuciones donde se hacía referencia
a la amenaza yanqui mientras el ministro de Finanzas tranzaba negocios con
Chevron, entre otros.
3.
Demencia incurable: Y
en este punto nos extenderemos, puesto que como se ha observado en el último
mes, pareciera que el paciente da signos de haber tomado el camino sin retorno.
El de la demencia incurable, nada fácil de ser tratada en tanto que la misma se
manifieste por medio de tres vocerías. Así es, tres vocerías y tres maneras de
comprender al PSUV y al Gobierno: La del poder económico, la del sector civil y
la del brazo militar. Apostamos por creer que este sea un síntoma de la
condición esquizoide de nuestro gobierno. Por ejemplo, cada cabecilla de cada
fracción importante – Rafael Ramírez, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello- se
mantiene en palabras claves que aglutinan a la mayoría del credo chavista: el
socialismo, la necesidad del cambiar el sistema capitalista, la amenaza
imperial, gobierno popular y participativo, la canalla neoliberal, los medios
de comunicación privados y sus mentiras, entre otros. Eso mientras estos
títulos entrelazan parte de la lógica boliburguesa[4],
ahora bien, ¿qué pasa cuando todos estos conceptos son desarrollados por las
vocerías de cada fracción importante? Ahí la cuestión se pone sumamente
difícil, digo, para aquellos que intentamos hacer análisis y ejercicio de
comprensión con respecto a lo que sucede en materia económica y política en
Venezuela.
-Entre la ficción y la
realidad: un caso cinematográfico:
Como
en Irene, Yo y Mi Otro Yo, película
de humor negro de los Hermanos Farrelly[5],
la sociedad venezolana se encuentra en una especie de tragicomedia. Somos
nosotros, el pueblo, una suerte de Irene, que ha caído absorbidos por el
encanto de nuestro extraño amor: un policía que toda su vida estuvo sometido y
que, al sufrir una de sus tantas humillaciones, sucumbe ante una esquizofrenia
que divide su mente en dos. Por una parte está Charlie, el mismo policía de
siempre que ha sido objeto de burlas en su pueblo, y está Hank, el lado
violento, el lado del sujeto que no creen en ningún compromiso social, ni en
ninguna institución.
El
PSUV es la encarnación de este policía que cumple 4 facetas: a) la del pobre e “inocente”
funcionario policial que es objeto de todas las burlas del pueblo, pero que aún
así es el ejemplo a seguir, una especie de Working Class-Hero; b) la del
uniformado déspota, capaz de ahogar a una niña a razón de vengar las previas
humillaciones vividas[6];
c) la del civil incapaz, que no está en condiciones para asumir la vida
cotidiana pero aún así hace caso omiso y, “accidentalmente”, olvida sus
pastillas; y d) el civil, que como respuesta al olvido de las pastillas, es una
personalidad dominada por la cobardía y la conflictividad, producto de la misma
esquizofrenia.
Estas cuatro facetas las observamos en quienes han
sido las figuras de peso en el gobierno nacional desde el 2012 hasta nuestros
días. Importante resaltar la preponderancia que damos al símbolo del uniforme,
sin el cual resulta complicado en los días de hoy distinguir a un militar de un
potencial delincuente[7].
a) Hugo
Rafael Chávez Frías es el funcionario que fue objeto de burlas, el ejemplo a
seguir, el militar que mantenía la cordura pero que a su desaparición física da
paso a la emergencia de las personalidades, producto de la demencia incurable
que es la esquizofrenia. Que, según el discurso popularmente constituido, no
era culpable de nuestros males ni estaba al tanto de los mismos. Una especie de
ser inocente que como bien sabemos, tanto en la película como en la historia,
es el gran responsable de la crisis posterior.
b) Diosdado
Cabello es el déspota, el que es capaz de vengar sin escrúpulo alguno las
injusticias del pasado. Es la primera versión de Hank, esa representación del
militar hago-lo-que-me-da-la-gana
venezolano, que a razón de hacerse respetar puede humillar a una mujer frente a
sus hijos en la cola de un supermercado[8].
c) Rafael
Ramírez es el civil con la incapacidad de asumir el reto de vivir la vida
cotidiana, o como lo llamase Alfred Schütz (Blank en Larrique, 2007: 200), esa
tensión necesaria para distinguir el mundo de lo real con el mundo de los
sueños[9].
En el caso particular de Ramírez es la incapacidad de lidiar con la presión de
los sectores económicos y el idealismo del socialismo del siglo XXI. Esta
tensión que es propia de la realidad social es insoportable para el personaje,
que siempre para enfrentar una diatriba o una situación producto de la tensión
de la que habla Schütz recurre al déspota[10].
d) Nicolás
Maduro, que es el civil cobarde y conflictivo, que ayuda al civil incapaz por
medio de la retórica dirigida a amedrentar e intimidar. Para aquellos que han
visto la película vale la pena recordar que al final, luego de que el Hank
civil hiciera ejercicio de violencia por medio del lenguaje sucedían dos cosas:
o la gente ignoraba o cuando alguien lo enfrentaba el decidía escurrirse en la
mente para dar paso al Charlie incapaz de sobrellevar la vida real. Algo así
como cuando nuestro Presidente anunció en enero que el dólar se mantendría en
6,30 para luego, en menos de dos meses devaluar la moneda a un increíble 11,30.
-Demencia incurable,
reencanto imposible.
De
lo que hemos podido ilustrar por medio de este ejemplo vale destacar que
creemos que el caso del PSUV es uno digno de una tragedia y no de un drama,
puesto que el último tiende siempre a resolverse mientras que el primero no es
más que una historia sin solución posible. La solución en la película aquí
comentada gira en torno a la cura del personaje central, la vuelta del
personaje y modelo a seguir, y el reencantamiento que esto otorga a la relación
entre Irene y Charle.
Lo
contrario a lo de aquella historia es lo que sucede en nuestro país: quien que
era capaz de reencantar por medio del discurso falleció oficialmente el 5 de
marzo del 2013. De ahí en adelante el chavismo se ha encontrando en esta
complejidad que supone el buscar un nuevo discurso hegemónico; tarea álgida
pues no hay uno solo sino que hay tres, el del déspota, el del incapaz y el del
cobarde. De que exista una posibilidad de conseguir un nuevo discurso oficial
no es mentira, entre las pugnas a lo interno del PSUV podemos agregar el cómo
el gendarme militar ha ido tomando espacios propios de lo civil[11].
Pero lo que sí vemos con inminencia es lo incurable de esta forma de gobierno
que luego de 15 años da signos de una demencia que es incapaz de dar sentido al
mundo de vida político. Se encuentra pues, nuestro paciente, dando pasos hacia
un camino sin retorno.
[1] Vale rememorar el por qué de
esta metáfora: la historia que popularmente se ha construido de la hallaca. Se
ha dicho que su origen viene desde la época de la colonia, donde los españoles
al termino de sus comidas arrojaban los sobrados a los esclavos, quienes
conformados por indios y negros unían todo aquello en un solo plato, envuelto
en masa y la clásica hoja de plátano. Es decir, damos luz con este ejemplo a lo
que es una mezcolanza, algo muy común en las tierras sureñas.
[2] Una crisis que no solo permea al
PSUV: la MUD y demás fuerzas opositoras se encuentran en igual medida en
crisis. ¿Son estas crisis reflejos de las partes que conforma la decadencia
nacional?
[4] Lógica dominante que se extiende
en todas las formas de práctica política en el estado. Todo el entramado
discursivo-retórico que hace razonable a la corrupción y a los enchufados. Ver
casos como los de Antonini Wilson, Aponte Aponte y el de Derwick Associates.
[5] http://es.wikipedia.org/wiki/Me,_Myself_%26_Irene
[6]
http://www.youtube.com/watch?v=y27IHhe6hZY
[7] El
tema de lo civil y lo militar fue desde el Siglo XX hasta el sol de nuestros
días gran preocupación dentro de la intelectualidad venezolana. ¿Cómo superar
el tema del gendarme como rector de la vida política y civil? Esta
incongruencia de nuestra democracia puede ser aclarada con el ejemplo expuesto
en la nota final de este ensayo. La dicotomía entre lo civil y lo militar la
podemos leer en El Incesto Republicano:
Relaciones civiles y militares en Venezuela 1812-2012 de Alejandro Cardozo Uzcátegui y Luis Alberto
Buttó.
[8]
http://www.youtube.com/watch?v=q8-1vRIXn38
[9]
Larrique, Diego (compilador). 6 Ensayos de Teoría Social. Caracas. 2007.
Ediciones/FACESUCV.
[10] Quizá no muy claro en el caso
venezolano, pero observemos que no ha sido de gratis la salida de los cuarteles
por parte de cantidades importantes de militares. Se evidencia esto sobre todo
para los meses de abril, mayo y junio, donde la cantidad de militares era
proporcional al aumento de precio que se evidenció en los víveres y recursos de
primera necesidad. Es decir, para cualquier política económica es necesario el
brazo militar… eso en tanto se evite la manifestación del descontento popular.
[11] Observable en la cantidad de
gobernadores, parlamentarios y ministros con pasado en el estamento militar. El
mayor ejemplo lo encontramos en nuestra Asamblea Nacional, donde el presidente
de la misma no es nada más y nada menos que Diosdado Cabello, líder militar del
régimen boliburgues. Parte de esta situación creemos que se debe en gran parte
al histórico dominio de los militares sobre la política venezolana (quizá
minimizado durante el puntofijismo), pero a su vez a la falta de interés y
capacidad por parte de los civiles a la hora de asumir las riendas del aparato
político y estatal.
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